Escuela 76 Ex Escuela 20
Escuela Provincial N°76:
donde habitan las raíces de Esquel.
En la esquina de Avenida Alvear y Sarmiento, se alza un edificio que es mucho más que una estructura centenaria: la Escuela Provincial N° 76 “María Luisa Pieruzzini de Morelli”, constituye un ícono educativo y cultural de Esquel; guardando entre sus paredes más de un siglo de historia y tradición.
Un edificio de historias
El gran cambio llegó en 1930, con el inicio de la construcción de su sede definitiva. Dos años después, en 1932, el actual edificio fue inaugurado, convirtiéndose en el primer edificio escolar urbano de Esquel. Desde entonces, ha sido testigo del paso de miles de estudiantes y de la evolución de la ciudad.
Escuela N° 20: Primer edificio escolar urbano de Esquel. (Archivo Histórico Municipal de Esquel).
Con el tiempo, la institución también experimentó cambios en su denominación. En 1978, pasó a llamarse Escuela N° 76, y posteriormente recibió el nombre de “María Luisa Pieruzzini de Morelli”, un homenaje a una directora que dejó una profunda huella en la comunidad educativa.
Patrimonio Histórico y Memoria Colectiva
La trascendencia del edificio no se limita a su función educativa. En 1993, el Concejo Deliberante de Esquel declaró a la Escuela N° 76 monumento histórico municipal. Esta designación fue parte de un programa de revalorización del patrimonio urbano, buscando preservar las construcciones más antiguas y significativas de la ciudad.
El argumento para esta declaración fue contundente: se reconocía que el edificio, inaugurado en 1932, era un testigo privilegiado de generaciones que moldearon la vida social, cultural y educativa de la región. Así, la escuela fue reconocida como parte de la memoria colectiva y un espacio emblemático a proteger.
El símbolo eterno
Hoy, la Escuela 76 es mucho más que un edificio antiguo en una esquina céntrica; es un símbolo vivo de Esquel. Sus paredes resguardan las risas de los recreos, los pasos apresurados en los pasillos y las voces de maestros y alumnos que han marcado el pulso de la ciudad a lo largo de más de un siglo. Convertida en patrimonio histórico, la escuela recuerda a todos que la educación y la memoria son pilares inseparables de la identidad comunitaria.
Mientras nuevos estudiantes continúan llenando sus aulas, el edificio se proyecta hacia el futuro, combinando tradición y modernidad, demostrando que los lugares que nos forman no envejecen, sino que se vuelven eternos en la historia de un pueblo.
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